Nacida en 1986 como Impresión de Flexibles y reconvertida en 1998 en Iflex Flexible Packaging, su historia se desarrolla en paralelo al contexto industrial que le ha tocado vivir. En sus comienzos se dedicaba a la fabricación de cilindros de huecograbado que vendía a industrias gráficas en las que se imprimía el embalaje flexible (embalaje formado por plástico, aluminio o papel) para los clientes finales. Con la evolución del mercado, la compañía tuvo que reinventarse y dejar la elaboración de estos cilindros y convertirse en impresora.
Después de más de 30 años de vida, el pasado jueves se convirtió en la novena incorporación a la Bolsa de las pymes tras debutar en el BME Growth, de la mano de Renta 4 como banco agente de la operación, con una revalorización en su primera jornada del 13% y una capitalización de 14 millones. Este miércoles 6 de diciembre los títulos caían casi un 6% hasta los 11,4 millones de capitalización. La nueva etapa ha tenido como precedente una ampliación de capital de 1,8 millones de euros.
Esta salida a Bolsa supone la cotización de solo un 20% de las acciones de la compañía. El 80% restante continuará en mano de los dueños fundadores y principales accionistas de la gerundense, los hermanos Puig Solà, Josep y Genís, junto con la sociedad Avianna Consulting. Su compromiso es pagar en dividendos al menos un 20% de los beneficios.
Entre los objetivos fijados por la empresa para incorporarse al mercado bursátil están la de reforzar la situación financiera de la sociedad y captar recursos económicos para crecer orgánica e inorgánicamente. Para Pere Puig, consejero delegado de Iflex y representante de la segunda generación de la familia propietaria, el movimiento se centra en hacer partícipes a los accionistas de su proyecto “y conseguir una financiación alternativa a la puramente bancaria para financiar nuestro crecimiento”. Un crecimiento que tiene, entre otros retos la expansión comercial “hacia mercados del norte de Europa”, y el desarrollo de nuevos materiales de envasado, añade el directivo. Materiales en los que la compañía investiga para garantizar una mayor reciclabilidad y que, con la utilización de su sistema de reimpresión, eviten una mayor generación de residuos.
Iflex, que cuenta con una plantilla de 85 empleados, cerró 2022 con una facturación de 13 millones de euros (frente a los nueve de 2021) y un ebitda de 1,7 millones. Una cifra muy concentrada en el mercado nacional, que asume el 77% de su actividad, en el que debe enfrentarse a un sector en plena evolución y muy competitivo. Su deuda asciende a 4,9 millones de euros, que representa casi el 54% del total del pasivo y patrimonio neto.
Envases de alimentos
Tiene un negocio centrado en tres sectores: el de alimentación, para el que envasa productos de nutrición para el consumo humano y que representa un 60% de la actividad; el de farmacia y cosmética con un 19,56% de la cifra de negocio, con envases blíster para medicamentos o bolsas para toallitas cosméticas y un tercero, con productos variados para insecticidas, limpieza del hogar, mascotas o para la industria, que suma un 20% del negocio. Tres sectores con una cartera de clientes muy atomizada, de los que los diez de mayor facturación representan un 43% del total del volumen neto del negocio. Entre ellos están marcas conocidas como Casademont, Caldos del Norte, Espuña, Industrias Cárnicas Loriente Piqueras o Reckitt Benckiser España.
En 2010, Iflex empezó a vender fuera de las fronteras españolas; unas exportaciones que suman un 21% en el continente europeo, con Francia como el país de mayor volumen con un 17%, seguido de Bélgica, Andorra y Holanda. También está presente en el norte de África, desde donde llega el 1,79% de sus exportaciones, en plazas como Argelia y Marruecos.
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